sábado, 21 de junio de 2014

LA DISOLUCIÓN DE LA SOBERANÍA



Quizá este título suscite la expectativa de que en este post se va a tratar algo relativo a las limitaciones del estado contemporáneo en un mundo globalizado. Aunque ese es un tema que sin duda daría para mucho, de lo que aquí se va a tratar es de algo diferente. Se trata de comenzar a hacer la sugerencia de que uno de los conceptos con los que nos hemos concebido políticamente, esto es el concepto de soberanía, ya está cayendo como concepto de explicación de nuestra manera de entender la política.

El concepto de soberanía o de estado soberano es una idea que emerge en torno al siglo XVI con el nacimiento del estado moderno. La idea de soberanía puede ser descrita con la formula breve, como un fogonazo, que utiizó J.Bodino, teórico político de ese siglo: "Soberanía es el poder absoluto y perpetuo de una república". A partir de esta formulación uno puede preguntarse ¿Acaso no había sido así antes? Pues no. Los reyes anteriores tenían una gran cantidad de limitaciones. Mas allá de estas limitaciones, la idea de que un ser humano concentrara todo el poder social y político era sumamente extraña (república quiere decir "estado" en el modo de expresión del siglo XVI). Esta idea de soberanía ha llegado hasta el siglo XX en la fórmula del teórico político alemán (y colaborador con el régimen nazi) Carl Schmitt: "Soberano es quien decide sobre el estado de excepción".



La idea que subyace a estas expresiones es que la sociedad en la modernidad está atravesada por un poder total y omniabarcante, situado por encima de los seres humanos. Aunque este poder parezca referirse a un monarca absoluto o a un dictador, la atribución del poder soberano puede ser atribuído a un conjunto o asamblea de hombres. Esto es lo que ocurre en las "democracias" contemporáneas, en las que un poder total de carácter teóricamente universalista atraviesa la totalidad de lo social.

Uno de los primeros críticos de está idea fue el propio Marx. En varios de sus primeros escritos donde atacaba al estado, en concreto en La Crítica a la filosofía de derecho de Hegel o La cuestión Judía, rompió con la idea de que el estado representa los intereses universales. Por el contrario representan los intereses de las clases dominantes. Es más no es posible establecer un estado separado de los seres humanos que represente los intereses universales. Por lo tanto la diferencia entre estado y seres humanos debe caer y ese poder omnímodo que sobrevuela los seres humanos, que es lo que representa la soberanía, debe volver a los seres humanos.

¿Supone ésto el fin del estado? En un sentido muy importante sí. En el sentido de que a partir de ahora la separación de los seres humanos y la organización política de la sociedad debe ser lo mas pequeña posible. Todas las mistificaciones políticas que estaban asociadas a la idea de soberanía "democracia", "pueblo soberano",... van a caer.

Estos días, debido a las circunstancias derivadas de la sucesión de la monarquía, se vuelve a plantear la cuestión de la República.  En mi opinión la propia lucha por la República debe entenderse al trasluz de la disolución de la soberanía. La República debe ser entendida como superando la separación de los seres humanos y las instituciones políticas. La República no debe tener líderes. Son las mujeres y mujeres reunidos en asambleas los que deben decidir el rumbo colectivo y las políticas a seguir, marcando de cerca el trabajo de las instituciones políticas (que deberán responder siempre ante las asambleas). 

Con la idea de soberanía es la propia idea de poder la que se derrumba. Las instituciones políticas de administración social serán realmente instrumentos de una sociedad autoorganizada. La república volverá a su sentido originario: el conjunto de cuestiones,bienes y asuntos que nos conciernen a todos.

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