sábado, 10 de mayo de 2014

EL CABALLERO DE LA FE



La obra de Soren Kierkegaard (pido disculpas por la falta de ortografía pero no encuentro la o barrada danesa en el teclado) no ha tenido mucha fortuna aquí en la península. Siendo como es uno de los grandes "maestros de la sospecha" junto con Feuerbach, Marx, Nietzsche y posiblemente Freud , pensadores que rompieron con toda una manera de hacer filosofía que entronizaba la Razón como centro de la cultura occidental (así con mayúsculas), Kierkegaard no ha tenido nunca aquí el mismo seguimiento que otros autores. Quizá por venirr de un país "periférico" (Dinamarca) con una lengua poco común en la filosofía, lo que puede que dificultara la traducción (y no es que el castellano haya sido una lengua muy frecuente). Si no digo muchas tonterías creo que fue Unamuno el que empezó a introducirlo en nuestro ámbito.

Soren Kierkegaard nació en  1813 y murio en 1855, era, ya lo he dicho, danés. Estudió en Alemania, en Berlín, donde tuvo como profesor al mismo Hegel, al que creo que calificó como "profesor carente de humor". La vida de Kierkegaard estuvo marcada por la omnipresencia de lo religioso. A diferencia de todos los demás maestros de la sospecha Kierkegaard es un pensador cristiano. En su biografía hay datos muy llamativos sobre este hecho. Uno de ellos, que me impresiona particularmente, es que su padre en su juventud en un monte maldijo a Dios a gritos. El hecho es que de los siete hijos que tuvo cinco murieron muy pequeños. El padre se figuró que había sido victima del castigo de Dios, hecho que confesó a Soren en el lecho de muerte (toda la vida había sentido haber cometido un pecado tremendo de consecuencias incalculables).


Kierkegaard anduvo al parecer dando bandazos en su juventud. Al parecer llevaba una vida un tanto "disoluta" y que al parecer le llevó al borde del suicidio. Mas adelante tuvo una de las relaciones amorosas que en el mundo de la filosofía se suelen comentar (como las de Sócrates y Alcibíades o Abelardo y Eloisa). Ella era Regina Olsen, una muchacha de dieciseis años con la que llegó a comprometerse. Hasta que, movido al parecer por una idea un tanto extraña de incompatibilidad con el matrimonio (parecía buscar una especie de monacato luterano) rompió el compromiso. El caso es que ella no se lo perdonó  aunque siempre se mantuvieron extrañamente ligados. Kierkegaard aludía a Regina Olsen en sus obras ( con seudónimos) y ella parece ser que leía constantemente lo que publicaba. Los últimos años de su vida estuvieron marcados con el enfrentamiento con la iglesia luterana de Dinamarca, a la que veía excesivamente "mundana" (mas adelante aludiré a este hecho).

Toda esta omnipresencia de lo religioso puede resultarnos algo extraña. No hemos de olvidar que nosotros vivimos en el sur de Europa y (seamos creyentes o no) la influencia cultural católica  a la hora de entender el hecho religioso es muy fuerte. En el catolicismo la influencia de los rituales es en realidad casi mas importante que la propia fe ( hay algo así como un "ateísmo practicante" solapado en muchos católicos). Esto en el protestantismo cambia, pues a la dimensión interiór de lo religioso es mucho mayor. Por eso nos cuesta entender este universo religioso.

Tampoco es conveniente exagerar. La iglesia luterana de Dinamarca era al parecer bastante acomodaticia. Y contra eso se levantó Kierkegaard. En realidad la protesta parece un gesto de defensa de lo que el considera fe contra con la acomodación religiosa a la modernidad. Esta protesta la hace lógicamente desde la elaboración de un pensamiento propio (de lo contrario sería simplemente un fanático y no un gran autor de la historia del pensamiento). Cuando he hablado del tema de su padre lo hecho por resaltar el aspecto de lo sobrecogedor o de lo "terrible" de la fe (entendiendo terrible en el sentido de causante de anonadamiento). El recogió estas ideas en su obra quizá mas conocida Temor y temblor. Esta obra es un constante ir y venir alrededor de la historia biblíca de Abraham, justo en el momento que Yahvé le ordena el sacrificio de su hijo Isaac. El horror y la incomprensión ante este hecho, marca lo esencial para él del hecho religioso. Hay un abismo entre el entendimiento y la fe, un abismo que solo salvarse mediante un salto infinito. El caballero de la fe es quien realiza este salto.

Espero no haber desfigurado en exceso el pensamiento de esta autor (que a decir verdad conozco solo por su obra Temor y temblor). Kierkegaard es conocido también como el "padre" del existencialismo filosófico con autores como Heidegger o Sartre.

Consideró importante el concepto de fe el rescató. Era sin duda una osadía, y el fue lo suficientemente osado, para en el siglo del positivismo y del despegue de la ciencia lanzar esta concepción de lo religioso. A partir de ahí una serie de teólogos (protestantes casi todos ellos como Karl Barth o D. Bonhoeffer) se lanzarían hacia un radicalismo teológico de corte existencialista. El caso de Bonhoeffer es muy interesante. No se trataba de un teólogo acomodaticio,vamos. Su oposición militante contra Hitler le llevó a la horca. El describía hecho de la fe como un hecho radical, tan radical que podía "destrozar" la vida del creyente llevándole a perderla (destrozar es un término realmente fuerte que creo no usa pero que creo que expresa bien el sentido de lo que él piensa).

A mi me da bastante vértigo esta radicalidad teológica. Sí que diré que tiene el atractivo de contener suficiente carga explosiva para hacer saltar por los aires todo el tinglado de la cristiandad acomodaticia- Pero a mi me da miedo. Sobre todo la carga de irracionalidad que comporta. Un Dios que ordena algo tan atroz e injusto como la muerte de un hijo no es aceptable. La frase que dijo el poeta Milton es necesaria: "Yo podré condenarme pero un Dios así no merecerá mi respeto". Por otro lado hay un acento muy individualista en esta concepción que no me gusta y que casi roza lo inhumano. Prefiero la comprension de la imperfección y de las debilidades nuestras. Hegel, el profesor carente de humor de Kierkeegard, me parece mucho mas humano cuando en los últimos capítulos de la Fenomenología del Espírito habla del perdón y la reconciliación, del perdon y la reconciliación en una vida de la comunidad basada en el amor.

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