jueves, 8 de mayo de 2014

RELATOS DE LA CLASE OBRERA DE EEUU



Uno de las posibles críticas al libro de Barbara Ehrehenreich Por cuatro duros. Como (no) apañárselas en Estados unidos (Capitan Swing, 2014), en el que la autora realiza una inmersión real dentro de la vida de la clase obrera de Estados Unidos, es su carácter en cierto sentido "ilusorio". Me explico. Este libro relata las condiciones de trabajo de la clase obrera en Estados Unidos alrededor del año 2000 (es preciso señalar ésto pues estamos hablando de un relato anterior a la crisis con una tasa de paro menor). Para realizar este relato la autora se "sumergió" en la vida de la clase obrera cambiando elementos de su identidad y comenzando a realizar todo tipo de trabajos del proletariado del sector servicios de los EEUU.

Al sugerir una posible crítica me refiero al hecho, que creo que es importante señalar, que se trata de un relato de una persona perteneciente a la "clase media" o pequeña burguesía de un país del centro del capitalismo, dirigido probablemente a gente de la pequeña burguesía o sectores mejor situados de las clases trabajadoras de paises centrales (como es mi caso). Dicho de manera mas simple. se trata de un asunto entre pequeñoburgueses que toma por objeto la clase obrera.


Esto, en mi opinión, no es una cuestión banal. ¿Por qué la clase obrera no produce su propios relatos acerca de sus condiciones de vida? (o no los suficientes).¿Por qué una mujer de la pequeñoburguesía de los EEUU tiene que hacer el ejercicio de "sumergirse" y fingir que forma parte de la clase obrera  para contarnos su experiencia?¿Por qué este egercicio de etnología de clase? No quiero de ninguna manera atacar el ejercicio literario de Ehrehenreich (que me parece por otro lado muy interesante). Lo que quiero es sacar a relucir es que detrás de todo este juego hay algo de lo que Pierre Bourdieu llamaba violencia simbólica de las clases dirigentes sobre las oprimidas, de la interiorización de las relaciones de poder en los oprimidos. Interiorización tal que no permite el relato de las propias condiciones de explotación

El realato es demoledor no tanto porque cuente cosas sumamente extraordinarias acerca de la opresión. Es tal vez el relato del constante ejercicio de demolición física y psíquica de las y los trabajadores. Trabajadoras que por lo que cuenta vagan por todo el país como nómadas buscando trabajo y viviendo en miserables caravanas o sórdidos moteles sin que en el horizonte pueda encontrarse la posibilidad de una vida mas digna. Pero el relato de esta angustia no es de las o los que la viven sino de una mujer que está provisionalmente, como "de pasada", en esa vida y ella, la autora, no puede, por mucho que quiera situarse en esa perspectiva. ¿Es posible que desde la misma clase obrera surja un discurso propio, una narrativa propia? Supongo que intentos así se habrán dado, sin ninguna duda. Ahora bien, ¿se han visto legitimados culturalmente? ¿Han recibido el "placet" de las clases dirigentes como "cultura legítima"? Me temo que no.

El libro de Ehrenreich, según cuenta ella misma, logró ser un éxito y fue lectura obligada en muchas Universidades de Estados Unidos (¿quien va a esas universidades?), sirvió de estímulos a muchos activistas (¿de qué clase social? y en caso de que sean de clase obrera, ¿de qué facción de la misma?), también muchas mujeres de la clase obrera se sintieron identificadas (pero no leyeron ni escribieron nada). Yo (a fin de cuenta pequeñoburgués) también lo he leído y he hecho esta crítica.

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