domingo, 5 de enero de 2014



EMPRESAS ESPAÑOLAS S.A.

Hace cuatro días nos despertamos con la noticia de que una empresa "española", la constructora Sacyr-Vallhermoso, había incumplido su parte del contrato en el las obras de amplíación del canal de Panamá. Poco después la ministra de Fomento, Ana Pastor, fue a este pais para mediar ante su gobierno por el asunto.
No voy a entrar en el tema de Sacyr-Vallehermoso y el Canal de Panamá y los entresijos de la megachapuza y algo más que se adivina detrás. Quería poner la atención en la facilidad con la que se habla de "empresas españolas" y la rapidez que se implica al gobierno cuando se toca una de ellas. Que yo sepa ya quedan muy pocas empresas públicas (o con accionarado estatal), ya que lo que quedaba del antiguo INI (Instituto nacional de Industria) se privatizó en los años noventa (precisamente cuando se estaba implantando la moneda única). En ese momento el grueso de empresas públicas que quedaban fueron privatizadas. De todas maneras en los medios de comunicación se ha seguido hablando de muchas grandes empresas trasnacionales como españolas y se las sigue defendiendo como si a empresas públicas se traten (recuérdese el choque diplomático entre España y Argentina por el asunto de Repsol-YPF).

Yo no tengo acciones en esas empresas ni como individuo ni como miembro del colectivo de éste país, por eso me indigna que ya haya saltado el gobierno a defender los intereses de estas empresas con tanta rapidez. ¿Dónde está la libertad de mercado que se han hartado de reivindicar los neoliberales y que está sirviendo para privatizar la Sanidad Pública? Por eso pienso que lo lógico sería que esta empresa y el gobierno de Panamá se arreglaran solos sobre este tema.
Pero en realidad las cosas no son así, y los neoliberales lo saben muy bien. Los lazos entre el gobierno y las grandes empresas son la norma en la fase monopolista del capitalismo. En este período que se caracteriza por la existencia de pocas empresas y la limitación o desaparición de la competencia entre ella. Los estados y las grandes empresas monopolistas  (así como el sector financiero) tienen profundas relaciones. El estado les procura a las mismas oportunidades de inversión y defiende muchas veces sus intereses (como parece ser el caso). Esto sucede porque el estado es un estado de clase, es decir un estado que no defiende los intereses del conjunto sino los de la burguesía y los del gran capital. Son los intereses del capitalismo español los que ha salido corriendo el gobierno a defender, no los nuestros. Para las trabajadoras y trabajadores si que vale la competitividad (y ahí es donde apuntan los neoliberales). Si no aceptas las condiciones de un trabajo siempre puede haber un trabajador que los acepte y así se produce la carrera a la baja en las condiciones laborales que conocemos. Y ahí  el gobierno no va a salir a defenderte.

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