sábado, 25 de enero de 2014



ENFERMEDAD MENTAL Y CAPITALISMO

Antes siquiera de comenzar considero necesario hacer una aclaración: no soy psiquiatra ni psicólogo. De todas maneras creo que ésto no me inhabilita para hablar. Como persona que vive (y padece) bajo un sistema capitalista todas las zonas de la realidad en la que el capitalismo son de interés, como lo es el area de la salud mental. Por otro lado como miembro de esta sociedad me he visto (como prácticamente la mayoría de la población de esta sociedad) afectado por el discurso y de la práctica tanto de la psiquiatría como de la psicología (tanto para mal como muchas veces para bien), discurso y práctica sobre los que pesa desde hace tiempo una "sospecha" que considero que rebasa las propias disciplinas. Dicho de otra manera el discurso psicológico y psiquiátrico tiene relevancia política.

El cuestionamiento clásico a la psiquiatría nace en torno a los años sesenta. Tiene dos frentes: una crítica de carácter filosófico y la autocrítica nacida de la propia disciplina. En el primero cabe señalar la obra de M.Foucault, Historia de la lucura, con el debate de corte epistemológico que trajo. Por otro lado está el debate interno a la disciplina, que cristalizó en el movimiento conocido como antipsiquiatría. Dentro de este frente hallaríamos en Gran Bretaña a R. Laing y a  D. Cooper, en los Estados a Th. Sasz y en el norte de Italia a F.Basaglia. Este movimiento es sumamente complejo y adquiere diferentes variantes según los autores pero sí que llevó en todo el movimiento a un cuestionomiento de la praxis psiquiatrica, a una revisión del concepto de "enfermedad mental" (cuando no a su simple negación como ocurre con Laing y su visión de la esquizofrenia como "viaje interior") y al cuestionamiento de las instituciones de encierro: los manicomios. También cabe encuadrar en este grupo a G. Deleuze y F. Guattari con su obra Capitalismo y esquizofrenia (o el Antiedipo).
No quiero entrar a debatir en la línea de unos autores que conozco muy parcialmente y encardinados en una disciplina que no es la mía. Muchos de los debates llevados a cabo por estos autores, como los análisis de Laing y Cooper sobre la relación entre esquizofrenia y familia, me sobrepasan y no tengo en realidad capacidad para entrar a debatir. Pero sí hay una cuestión en la que quisiera entrar y es en la de la la relación de la "enfermedad mental" y el entorno social, Sobre todo cuando el entorno no es cualquier entorno sino que se trata del capitalismo. Se trataría de en cierta manera de ver como una estructura social de las características del capitalismo podría suponer la destrucción del psiquismo humano o de lesionarlo.
Hay textos en Marx que por otro lado invitan a hacer consideraciones sobre el mismo. Son sobre todo los textos en los que incide en la temática de la alienación. El mismo término alienación ya es suficientemente expresivo de lo cerca esta el pensamiento de Marx de entrar en la temática de corte psicológica. En ese sentido veamos algunas consideraciones suyas acerca del trabajo alienado en los Manuscritos de economía y filosofía de 1844:
"El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su pruducción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo humano de las cosas" (p. 105)
"Este hecho, por lo demás, no expresa sino esto: el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor" (p.105)
"Hasta tal punto aparece la realización del trabajo como desrealización del trabajo, que éste es desrealizado hasta llegar a la muerte por inanición" (p. 106)
"La enajenación del trabajador en su producto significa no solamente que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior,  sino que existe fuera de él, independiente, extraño, que se convierte en un poder independiente frente a él; que la vida que ha prestado al objeto se le enfrenta como cosa hostil"
(Manuscritos de Economía y Filosofía, Madrid, Alianza, 1973"
Estas citas son lo suficientemente elocuentes al mostrar que existe una relación de antagonismo entre él y la realidad construída por él. El obrero entrega su vida a la construcción de una realidad que le niega, que se le convierte en un poder hostil a él. Esto le lleva a aborrecer el trabajo "se siente en sí fuera del trabajo y fuera de sí en el trabajo". En el trabajo mortifica su cuerpo y degrada su espíritu. Pero tiene que trabajar so pena de morir de inanición.
Creo que se van entreviendo las implicaciones psicológicas del trabajo capitalista. El trabajador tiene que aceptar, bajo una amenaza de muerte por inanición, una vida que no es suya, con todo el sufrimiento ello comporta, así como el desdoblamiento entre sus potencialidades y deseos y la realidad que está obligado a aceptar. Creo que sería un error mantener que esto es así solo en un capitalismo decimonónico, pues Marx habla siempre del capitalismo de una manera genérica. Hoy en día se da constantemente la escisión entre la vida deseada y vida que realmente se lleva. Ante ello el individuo va adoptando una actitud de resignación (o quizá intente convencerse a sí mismo de lo maravillosa que es su vida adoptando algo parecido a la mala fe de la que hablaba Sartre). Normalmente el sistema capitalista tiene ciertas válvulas para ir administrando el fracaso al que la mayor parte de los que nos vemos abocados. Así existen profesiones de caracter secundario que sirven para que las personas con una serie de ambiciones artísticas o intelectuales seamos "sedados". Así la estudiante con vocación de astrónoma se "reconcilia" de una determinado trabajo en el planetario de la ciudad. Este es un tipo de neutralización al que nos vemos abocados con frecuencia personas de carreras humanísticas o de ciencias, donde las salidas laborales son escasas.
La mayor parte de las trabajadoras y los trabajadores se ven obligados a tediosas jornadas en una fábrica, en una oficina o en un comercio. Obviamente, para estas personas el fin del trabajo se sitúa fuera del trabajo, es decir en el salario. Aquí se opera de alguna manera un desdoblamiento de conciencia. El contenido del trabajo deviene absolutamente irracional. La persona que recibe el trabajo no entiende el para qué del mismo. Lógico pues debido a la falta de control del proceso de producción ésta le deviene irracional. Al final va perdiendo interés por él mismo y eso ya no gusta tanto al capitalista, que se arma de técnicas para que acabe viendo lo "interesante" de lo irracional. Y si no está la técnica del enfrentamiento entre los trabajadores a ver quien es más competitivo. Y aqui la trabajadora ya ve una razón clara en el trabajo la amenaza de perderlo, que es igual a la amenaza de exclusión social.
La alienación no sólo altera la relación  con el objeto sino también con otros sujetos. Las expectativas frente a los demás sujetos se alteran porque buenas parte de las veces las expectativas de comportamiento que tenemos puestas en el otro (y el otro en nosotros) no se cumplen. La competitividad del capitalismo rompe con cualquier expectativa de comportamiento en la esfera pública. Por eso nos mostramos distantes y huraños  en el ámbito público y nos reencontramos (o eso pretendemos) en lo privado, porque también en lo privado reina el capitalismo. Toda idea de fraternidad entre los seres humanos, queda rota (a menos que se adopte una actitud deliberada contra el capitalismo).
La alienación acaba lesionándonos a nivel estético expresivo. Según Marx "un lenguaje verdaderamente humano no estamos en condiciones de entenderlo". El empobrecimiento expresivo al que nos vemos sometidos nos imbuye de una rigidez emocional ante los otros. Por otro lado la relación con el conjunto de la realidad queda rota.
Un nuevo complejo de Edipo

Al señalar la idea de "un nuevo complejo de Edipo" em primer lugar deseo evitar entrar en el debate acerca del complejo de Edipo sobre el cual se ha trabajado mucho en psicoanálisis, pero en el que yo no soy competente. De todas maneras sí que he rescatado el término porque me parece que el complejo de Edipo cumple con una función a la que yo quiero aludir, la introducción de la sociedad de adultos.
En esta función los padres tendrían una función (que es la que trataría el complejo de Edipo en el sentido estricto). Pero por otro lado esta la función de inserción del individuo en el conjunto de la sociedad, que ya no pertenece en exclusiva a los padres pero en la que entran diferentes actores (la escuela, los grupos de pares, los medios de comunicación,....)
Es del todo racional que una sociedad quiera inculcar a los mas jóvenes las pautas de comportamiento en la misma así como los diferentes tipos de conocimiento necesarios para el desarrollo de las misma. Y es perfectamente racional que una sociedad compleja  (como es la nuestra) tenga una institución específica como es la escuela para ejercer tal función. Pero ¿Qué pasa cuando el capitalismo aparece en escena? Que la instititución se ve obligada a socializar a los individuos en la perspectiva de pertenencia a la sociedad capitalista. Si no lo hace fracasará porque abocará a los individuos al fracaso antes de entrar en la vida social. Por mucho que no lo desee se ve obligada a incorporar los elementos de adiestramiento ante la realidad del capitalismo. Eso supone necesariamente la necesidad de que el sujeto aprenda elementos que hacen que el sujeto vaya introyectando elementos pertenecientes al capitalismo. La crítica a la educación se suele focalizar en la etapa de la escuela, pero tambien se da en otras etapas educativas incluyendo, por supuesto el ámbito autoritario. Por otro lado está el aprendizaje informal del grupo de amigos, de los medios de educación. Todos elementos juntos son los que transportan al individuo de su forma infantil a la de miembro de una sociedad capitalista sea como trabajadora (o parada) o muy importante como consumidora. La violencia que supone el mantenimiento del sistema capitalista se reproduce en una sucesión de escalones marcados por la misma que el individuo ha de saltar para llegar a la misma. El individuo ha de llegar a pensar en el modo pensar pertinente al capitalismo. Ha de llegar a sentir de un modo adecuado al capitalismo y ha de llegar a entender las relaciones con los demás de una manera adecuada al capitalismo. Cada tramo de la escalera que conduce a la edad adulta supone un acto de violencia con uno mismo en el que el sujeto tiene que reestructurarse en función del capitalismo. Concretemos el chico o la chica han de autoconvencerse de que el futuro que les espera pasa, sí o sí, por un trabajo rutinario y absurdo de cincuenta horas semanales (cuando no a largas temporadas sin hacer nada pero de hundimiento depresivo por el paro). Que pasa también por unas relaciones con frecuencia cosificadas con los otros. Que además los patrones de expresión de sí mismos van a ser rígidos y estereotipados, mediados a su vez a las mercancías que les va a inmbuir el sistema. Todo lo que el proletariado ha aprendido desde el inició de su formación (y que Marx retrató en el "Modo de acumulación originaria" en El Capital, de alguna manera tiene que ser incorporado por el sujeto en el corto espacio de veinte años. Y eso supone una carga enorme por el sujeto, que muchas veces no va resistir el proceso de socialización capitalista. Muchos jóvenes verán bloqueado su desarrollo por la misma enfermedad mental o por las conductas autodestrucivas (p.ej. drogadicción), otros tendrán mas suerte y entrarán en una forma de desarrollo paralelo o alternativo (p.ej. movimientos sociales) que al menos les proporcionaran la posibilidad de mantener una distancia irónica con la realidad. Y otros se fusionarán tanto con lo que el sistema les propone adoptando una actitud cínica y resignada con su forma de vida y la realidad social con la que viven


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