lunes, 20 de enero de 2014





MISERIA DELIBERADAMENTE PROVOCADA

Todos hemos comprobado con horror la aparición de gente recogiendo entre la basura de los contenedores. Personalmente recuerdo que ese fue uno de los primeros síntomas de que algo sumamente grave estaba ocurriendo en nuestra sociedad. A partir de ahí y de la consciencia general de que un sector de la población estaba cayendo por debajo del umbral de la pobreza aparecieron reacciones de dos tipos: una que denominaré "tradicional" y otra que denominaré "alternativa".
La respuesta "tradicional" ha consistido en lo que se hace en caso de una catástrofe o algo similar, proporcionar de particular a particular los bienes que los mejor situados consideraban como necesarios. Es la conocida tradicionalmente como "caridad". La objección contra este modelo es sobradamente conocida: sitúa al que da en un plano superior al que recibe. Por otro lado  ya se sabe que estas salidas llegan a donde llegan.

La otra respuesta, la "alternativa", de la que me siento mas cerca, procura implicar al sujeto en su proceso de resistencia al proceso de empobrecimiento y tiende a crear redes de solidaridad en los que las resistencias de los sujetos se potencian unas a otras. Esta vía, que ya está abierta, plantea un interrogante de carácter histórico. ¿Podrán los propios individuos sacarse a sí mismos de la situación de pobreza a los que le empuja el capitalismo y su estado?
Porque no olvidemos una cosa: la pobreza a la que se ve empujada una parte de la población es perfectamente resoluble, no es un problema económico, es un problema político. Hay recursos de sobra (aún en la situación de axfisia financiera que padece el Estado Español) para resolverla.  Las propuestas de una Renta Básica son técnicamente factibles. ¿Por qué se mantiene a gran parte de la población en la pobreza e incluso en la miseria?
La razón estriba en lo siguiente ; la miseria en la que se mantiene a una parte de la población es una herramienta política del estado capitalista. Cumple un función de disciplinamiento social. Esta función ha sido utilizada a menudo por el capitalismo. A finales de los años setenta cuando en Gran Bretaña parecía que los sindicatos podían sobrepasar el capitalismo, apareció M. Thatcher. En su lucha contra los sindicatos utilizó el llamado desempleo punitivo: en pocos años el desempleo subió al 10%. El objetivo era disciplinar la mano de obra, hacerle tragar una durísisima bajada salarial y desarticular el movimiento sindical.
Así cuando vemos  una mujer o un hombre dormir en un cajero automático (si tiene suerte) se nos yuxtaponen dos miedos, el miedo al empobrecimiento y el miedo al aislamiento social. Miedos que nos han sido inculcados desde la infancia y que tienen por función el disciplinamiento social.
 La salida a esta situación consiste en romper la situación de aislamiento creando redes de resistencia social que permitan afrontar la situación y la creación de sentido colectivo y por otro lado la implementación de medidas como la Renta Básica. Es solo el primer paso de un camino mas largo que solo terminará con el control por parte de todos los seres humanos de todas las fuentes de riqueza.

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